Luego llegó la pandemia, y buff … todos tuvimos que quedarnos en casa. Y siendo completamente sincera: experimenté calma en medio de todo ese caos. Eso me hizo encender todas las alarmas: Adriana, tiene que estar loca pero de remate.

Y estaba más cuerda que nunca, es que hasta ese momento sentía que como persona, iba cayéndole atrás a la vida para ponerme al día. Esa sensación de que necesitas que todo pare un momento para poder respirar. Fue ahí cuando entendí, el desbalance tan grande que tenía en mi vida. Un negocio exitoso pero … dónde quedaba yo como persona?? Así comenzó la revolución personal tan profunda por la que todavía estoy atravesando. Hábitos de alimentación, autocuidado, espacios de expansión junto a otras mujeres, derrumbe de creencias limitantes y mucho tiempo de estudios, fueron algunos de los elementos que incorporé a mi vida. 

Fue tan transformador el cambio, que en lo más profundo de mi ser, sentí la necesidad de contarle ese secreto a otras mujeres. Miraba a mi alrededor y de nuevo entendía que seguro había muchas mujeres que compartían mi historia. Así fue que soñé con una comunidad de personas que aman y sienten orgullo por sus cabellos, pero que también se aman a sí mismos y se comprometen a llevar vidas mejores cada día. Decidí que iba a crear y acompañar a una comunidad de personas que se eligen porque saben que vinieron a este mundo a ganar.