Hola, Jefaza.

Llegamos al último artículo del mes, y si sigues leyendo esto…
es porque algo dentro de ti reconoce verdad en estas palabras.
Algo dentro de ti ya no se conforma.
Algo dentro de ti te está pidiendo hacer las cosas diferente aunque aún no sepas cómo.
Y eso… eso ya es un acto de valentía.
Hoy quiero hablarte de dos cosas que parecen pequeñas, pero que pueden estar consumiendo silenciosamente tu vida entera:
los ladrones de energía y los ladrones de tiempo.
¿Qué te está robando energía sin que te des cuenta?
Vamos a ponerle nombre, porque no podemos soltar lo que no vemos:
- Gente que se pasa la vida quejándose (y tú tratando de “entenderlos”).
- Conversaciones que giran en el mismo drama una y otra vez.
- El miedo a decir que no, por no parecer egoísta.
- Las tareas que haces por compromiso y no por deseo.
- Los “tengo que” que se sienten como cadenas.
- La culpa constante por querer más.
Y si vives en Cuba, sabes que esto se multiplica.
Porque el entorno está cargado. Porque todo parece cuesta arriba.
Porque hay un culto a la queja, a la escasez, al aguante.
Y si no estás despierta… te arrastra.
¿Y qué pasa con el tiempo?
Tu tiempo es tu recurso más valioso.
Pero…
- Lo regalas en conversaciones que no nutren.
- Lo diluyes en redes sociales sin propósito.
- Lo pospones todo por estar “resolviendo”.
- Te convences de que “ya tendrás un momento para ti”.
- Te empeñas en hacer las cosas tú sola, en lugar de dejarte sostener
Y ese momento nunca llega.
¿Te suena?
Yo también estuve ahí así que creeme que sé de lo que estoy hablando.
Me parecía una bobería invertir en mí.
Dedicarme tiempo.
Gastar en algo que “no era urgente”.
Me sentía culpable por parar.
Por regalarme algo que no fuera estrictamente “útil”.
Por pensar en mí, incluso por descansar y disfrutar de lo que había construido.
Que sí, que sí, toda una joyita la Adriana del pasado.
Hasta que entendí esto: si yo no me elegía, nadie más lo iba a hacer por mí.
Y en el momento en que solté esos viejos patrones,
comencé a abrazar otros nuevos.
Patrones de expansión.
Patrones de descanso con propósito.
Patrones de presencia.
Patrones de placer.
Patrones de libertad.
Lo veo cada día… y me emociona profundamente
Lo veo en las mujeres que pasan por nuestros rituales.
No salen igual.
Se expresan diferente.
Eligen diferente.
Piden lo que merecen.
Se miran con otros ojos.
Lo veo en mis Jefazas del programa Quiero, Puedo y Me lo Merezco.
Cuando se atreven a soltar, se desbloquea otra energía.
Una versión más próspera, más libre, más auténtica.
Lo veo en mi propio equipo.
Mujeres que se han atrevido a cuestionar su sistema interno.
A romper con la autoexigencia.
A construir una nueva forma de liderar su vida y desde ahí acompañar a otros.
Y eso… eso cambia todo.
Herramientas para recuperar tu energía y tu tiempo
Aquí te dejo algunas prácticas que pueden ayudarte a comenzar hoy mismo:
1. Haz una auditoría de energía
Escribe una lista de las actividades, personas o lugares que te drenan.
Luego pregúntate:
¿Qué puedo soltar, limitar o transformar?
2. Agenda tiempo para ti primero
Bloquéalo en tu semana como si fuera una cita con una persona muy importante (porque lo es: eres tú.)
3. Cuida tu lenguaje
Reemplaza el “tengo que” por “elijo”.
No es lo mismo decir “tengo que trabajar” que “elijo trabajar porque me acerca a mi visión”.
4. Ritualiza tu descanso
Haz de tu autocuidado algo sagrado.
Una pausa con intención vale más que 10 horas de desgaste en automático.
Jefaza, suelta. De verdad. Ya es hora.
Suelta la costumbre de sobrevivir.
Suelta la idea de que no puedes.
Suelta el miedo a invertir en ti misma.
Suelta esa parte de ti que cree que soñar en grande es para otras.
Construye una vida a tu medida.
No perfecta, pero sí auténtica.
Tal vez no fácil, pero sí alineada.
En el Templo, estamos listas para sostenerte.
Nuestros rituales no son “servicios”.
Son llaves.
Son recordatorios.
Son portales que te ayudan a soltar, a sanar, a elegirte.
Y una vez que te eliges… ya no hay vuelta atrás.