Hola hola mi Jefaza:

Hoy ando a tope sirope. No en modo zen, sino en modo ¡basta ya! jjj
Fíjate cómo es, que en 2 horas este es el cuarto artículo que escribo y no puedo parar. Estoy canalizando, jjjjj. Es que a veces le digo a mi equipo: Yo tengo wifi directa con el Uni, y de repente me pongo a descargar información a mil por horas.
Y en este artículo específicamente, quiero traerte un temazo con muchísimo amor. Te cuento que esta mañana, escribiendo en mi diario, salieron estas palabras:
CONFIANZA. CONSTANCIA. DISCIPLINA.
Un día a la vez.
Un paso a la vez.
Y me di cuenta de que ahí está todo.
Porque si te soy honesta, he pasado muchos años queriendo controlarlo todo: los resultados, el camino, el ritmo, lo que viene… La verdadera estratega, vaya. Yo no había terminado la campaña de lanzamiento del nuevo concepto del Templo y ya estaba pensando en los próximos pasos.
Y cada vez que las cosas no salían como yo quería, me frustraba. Me exigía. Me castigaba. Me pedía HACER MÁS.
Hasta que entendí una verdad que me dolió, pero me liberó:
No se trata de controlar. Se trata de confiar.
La obsesión con el control es una forma de miedo
Obvio que vengo con la ciencia en la mano jjj. Créeme cuando te digo que me meto muy profundo a estudiar mis comportamientos. Me apasiona de verdad.
¿Sabías que cuando el cerebro no tiene certezas, entra en alerta?
Tu sistema nervioso interpreta la incertidumbre como amenaza. Y activa el modo supervivencia. Por eso cuando no tienes claridad total, te entra la ansiedad, la duda, el “¿y si no funciona?”, el “¿y si no soy suficiente?”
Y ahí… comenzamos a sobrepensar, a forzar, a exigirnos.
Pero no es porque estés fallando.
Es porque estás intentando sobrevivir en lugar de confiar.
El problema no es la duda.
El problema es vivir atrapada en la necesidad de tenerlo TODO resuelto para avanzar.
Y eso es agotador.
Porque la vida real no tiene garantías.
Tiene ritmo, tiene ciclos, tiene sorpresas… y tiene MAGIA.
Pero solo si te sueltas lo suficiente como para recibirla.
Que sii, lo que aprendí en esta historia es que la vida (o el universo), quiere jugar su papel en tu crecimiento. La vida quiere ayudarte a que tu cumplas tus metas pero cuando tú te pones en modo controladora total pues empiezas a entorpecer. Porque te aferras al camino verde, pero realmente el camino que te llevará es el camino azul. Pero tú te cierras en el verde, luchas por el verde, te esfuerzas en el verde, y la vida te susurra: el azul …. el azul … pero tú ni por enterada. ¿Quién tiene tiempo para escuchar si lo que toca es empujar?
¿Te das cuenta dónde está el bloqueo?
Confiar no es quedarte esperando.
Sí. Pongo el parche antes de que salga el chichón. Confiar es accionar desde un lugar distinto:
🌱 Desde la calma, no desde la prisa.
🌱 Desde la presencia, no desde el miedo.
🌱 Desde la visión, no desde la desesperación.
Porque cuando tú confías…
Tus pasos son más firmes.
Tu energía se ordena.
Y el universo… responde.
¿Y cómo se confía cuando hay tanto por resolver?
Te comparto lo que a mí me está funcionando, por si te sirve:
- Vuelve al cuerpo.
Cuando la mente está en caos, el cuerpo es tu ancla. Respira. Camina lento. Haz algo con las manos. El cuerpo te trae al presente. - Haz una sola cosa a la vez.
Literal. Una. No diez. No multitasking. Una acción con intención vale más que 100 hechas en modo automático. - Repítete esto como mantra:
«No fuerzo. Solo sostengo y confío. Eso es fluir.» - Celebra cada paso.
Confianza también es reconocer lo que sí estás haciendo, aunque no sea perfecto. - Rodéate de energía que te recuerde quién eres.
Conecta con espacios, personas o rituales que te devuelvan a ti.
Te comparto un Ritual fácil pero efectivo: Círculo de Confianza
Haz este ritual cuando sientas que la mente se acelera:
- Cierra los ojos y lleva ambas manos al corazón.
- Inhala profundo 4 veces.
- Visualiza un círculo de luz a tu alrededor.
- Dentro de ese círculo, repite en voz alta (o en tu mente):
✨ Confío en mí.
✨ Confío en el proceso.
✨ Confío en lo que aún no veo. - Quédate respirando ahí. Siente lo que cambia dentro de ti.
Jefaza, soltar no es rendirse.
Soltar es decir: “elijo avanzar sin castigarme por no tenerlo todo claro.”
Soltar es decir: “aunque no vea el camino completo, sé que cada paso me acerca.”
Y si hoy sientes que necesitas un empujoncito extra… Regálate un ritual en el templo o ven a Café Raíces a reconectar con tu energía.
Hay decisiones que se sienten mejor con una infusión en la mano y el cabello arreglado.
No lo tienes que tener todo resuelto. Solo tienes que estar presente.
Y confiar.
Te abrazo con confianza en lo que viene, para ti, para mí, para nosotras
Adriana ✨